En China, el país de las copias, ya no se limitan a imitar Rolex o bolsos de Louis Vuitton. La última moda del pirateo es construir réplicas de los monumentos más famosos del mundo, como la legendaria Esfinge de Guiza en Egipto. Así ha ocurrido en Shijiazhuang, capital de la provincia de Hebei,donde un parque cultural ha erigido una reproducción de dicha Esfinge de 80 metros de largo y 30 de ancho. Su espectacularidad y fidelidad al modelo original han causado sensación en China, donde ya se ha convertido en un curioso destino turístico popularizado por las redes sociales.
Tanto éxito ha tenido la Esfinge de Hebei que su impacto ha llegado hasta Egipto, donde, más que halagados, se han sentido ofendidos por la copia. Según informa la agencia estatal de noticias Xinhua, elMinisterio de Antigüedades egipcio ha protestado ante la Unesco por esta imitación china, que ha provocado un pequeño roce diplomático entre ambos países.
Saliendo al paso de las críticas, los responsables del parque cultural de Shijiazhuang argumentan que su Esfinge ha sido construida de forma temporal como escenario para el rodaje de películas y series de televisión. Pero, para evitar que el incidente vaya a mayores, han pedido disculpas y se ha comprometido a desmantelar su estructura, levantada a base de cemento y barras de acero.
Por extraño que parezca, esta copia no es la única de un monumento famoso que puebla las ciudades chinas. En Shenzhen, una moderna megalópolis fronteriza con Hong Kong, el parque «Ventanas al Mundo» muestra a escala los 130 monumentos más conocidos del planeta. Desde una Torre Eiffel que mide 108 metros hasta una copia diminuta delBig Ben pasando por la Mezquita Azul de Estambul, el Taj Mahal, el Partenón, las pirámides de Egipto, el Vaticano, el Palacio de Versalles, los canales de Venecia, la Ópera de Sidney,Buckingham, el templo camboyano de Angkor Wat, la torre de Pisa, los molinos de viento de Holanda, los rascacielos de Manhattan, elMonte Saint-Michael y hasta la mismísima Plaza Roja de Moscú. Por parte española destacan una coqueta maqueta del Alcázar deToledo y una recreación del Parque Güell de Barcelona que haría las delicias de Gaudí. Todas, absolutamente todas las joyas del patrimonio de cada país están presentes en este recinto «kitsch» de 48 hectáreas que resume a la perfección el espíritu copiador de los chinos.