La incertidumbre se mantiene sobre el megaproyecto del tren de Alta Velocidad entre Rio-Sao Paulo-Campinas, un concurso en el que el consorcio español se presentaba como uno de los competidores de primer nivel. La decisión del Ejecutivo de Dilma Rouseff de postergar el verano pasado la licitación del concurso, que coincidió con la oleada de protestas ciudadanas y las presiones de algunos de los grupos que habían mostrado su disposición a participar en el proyecto para que se ampliaran los plazos, se extendía «sine die».
Pero ya hay fecha para retomar el proyecto, que aunque no es oficial, el Ministro de Transportes brasileño César Borges ha avanzado off the record, y será entonces para finales de 2014 cuando arranque la construcción de la nueva línea de tren, fechas que coinciden con los datos que maneja el consorcio español, conformado por Talgo, ACS, Elecnor, Abengoa, Thales, Bombardier y Dimetronic, a las que se suman las públicas Renfe, Adif e Ineco como subcontratistas.
El impacto político de este proyecto es tal, que la embajada española ya está jugando sus cartas. Los próximos meses seguirán mostrando el camino que seguirá la construcción de este mega proyecto de alta velocidad brasileño.
