Diego Fernández de la Vega es el director de seguridad y salud en el proyecto de Alta Velocidad Meca-Medina, el mayor contrato firmado por empresas españolas en el extranjero. No es una obra fácil, ya que está sujeta a muchos condicionantes, pero se espera que se convierta en todo un escaparate para las empresas españolas en Arabia Saudí y otros países del Golfo.
¿Será ésta obra un gancho para nuevas adjudicaciones a empresas españoles?
Estamos dándonos a conocer con esta obra y esto permite que los clientes de estos países conozcan cómo trabajamos. Podemos tener ventajas y desventajas, pero lo más importante es que se están acostumbrando a trabajar con las empresas españolas. Estoy seguro de que esto va a tener recompensa, si no la está teniendo ya.
Uno de los principales problemas ha sido la arena.
La lucha contra la arena es un desafío al que se tiene que enfrentar todo el Consorcio y en especial Renfe, que opera la línea ferroviaria, y Adif, que será una de las empresas que la mantenga. Tienen mucha confianza en esto y están poniendo en valor el hecho de ser el segundo país del mundo en líneas de alta velocidad, y en ese sentido es un reto increíble. Aunque, al final, no deja de ser un reto como los que tenemos en España con los túneles o con nuestra orografía.
Trabajar en un macroproyecto de este tipo tiene muchos condicionantes. Uno de ellos la mezcla de culturas.
Uno se desplaza a un país creyendo que la única cultura que debe dominar es la del país, pero se encuentra que está trabajando con indonesios, bangladesíes, filipinos… Que tienen su propia cultura y que quieren el tipo de comida al que están acostumbrados. Es otro reto.
¿Cómo se han adaptado los mil ingenieros españoles?
La adaptación ha sido buena. En estos proyectos lo normal es que haya mucha movilidad. Sin embargo, prácticamente llevamos casi dos años y por ahora el personal se está manteniendo muy bien.