El Coliseo de Roma recupera poco a poco su esplendor y su piedra ya luce tonos ocres, amarillos y marfiles tras la retirada de los primeros andamios, colocados hace un año y que cubrían parte de sus arcadas.
Avanza así la primera de las tres fases en las que se divide la restauración del monumento, que hasta el siglo XX conservó el liderazgo como estadio del mundo con mayor aforo. Unas 50.000 personas tenían cabida en el Anfiteatro Flavio, en el que se libraban luchas entre gladiadores y animales salvajes en los últimos siglos del Imperio Romano.
El plan contempla el saneamiento de las fachadas norte y sur del monumento, así como la sustitución de las 84 verjas exteriores para continuar, en las siguientes etapas, con la creación de un centro de servicios en el exterior de unos 1.600 metros cuadrados y la modernización de los espacios internos y lugares de tránsito.